La permeabilidad intestinal y su relación con una microbiota sana
Nuestro intestino posee cierto grado de permeabilidad para cumplir sus funciones de absorber los nutrientes provenientes de los alimentos, pero tiene que estar finamente regulada, para que los elementos dañinos no lleguen al riego sanguíneo. La microbiota intestinal, ese conjunto de miles de millones de microorganismos, como bacterias, virus y hongos, que viven en simbiosis dentro de nuestro sistema digestivo, se encarga, entre otras funciones, de mantener la integridad de esta barrera.
Algunos factores externos, como enfermedades, una dieta poco equilibrada o estados de estrés psicológico, pueden debilitar la flora intestinal hasta causar una disbiosis, en la que los microorganismos ya no son capaces de revertir los cambios de su entorno. Entonces, la pared intestinal puede volverse más porosa, perdiendo parte de su función protectora y provocando inflamación sistémica y una variedad de síntomas de origen inflamatorio, que a menudo dificulta encontrar alivio con los tratamientos convencionales.
Este artículo explora la relación entre una microbiota saludable y la permeabilidad intestinal, así como sus causas desencadenantes y algunas formas de manejar los síntomas.
La defensa selectiva del organismo
La pared intestinal normalmente actúa como una barrera, previniendo que bacterias y toxinas ingresen desde el intestino a la sangre. Esta función protectora se logra gracias a la presencia de uniones estrechas entre las células epiteliales intestinales, la capa de moco, y el sistema inmune de la mucosa.
El interior del intestino está revestido por una capa de células epiteliales, con proyecciones hacia el lumen intestinal llamadas microvellosidades, que expanden enormemente la superficie de absorción. Entre estas células epiteliales se encuentran uniones estrechas y proteínas de unión que controlan selectivamente el paso de nutrientes digeridos y electrolitos desde el interior del intestino hacia los vasos sanguíneos y linfáticos1. Simultáneamente, rechazan el paso de microorganismos, toxinas y otros antígenos potencialmente dañinos, con la ayuda de la mucosa y su sistema inmune.
Cuando esta barrera selectiva se ve comprometida y se vuelve más porosa, pierde su capacidad de protección y puede conducir a un aumento del riesgo de infecciones o enfermedades inflamatorias, que afectan no solo el sistema gastrointestinal, sino también el resto del cuerpo.
Cómo la microbiota afecta la permeabilidad intestinal
En individuos sanos, la microbiota presenta una alta diversidad bacteriana, es resistente a los cambios en el entorno y es capaz de mantener el equilibrio entre las distintas cepas. En cambio, cuando se produce una alteración de la composición de la flora intestinal, puede acentuarse la permeabilidad del intestino2. Con el predominio de gérmenes oportunistas y la reducción de bacterias beneficiosas, la microbiota ya no puede ejercer adecuadamente sus importantes funciones en el mantenimiento de la homeostasis intestinal, que es el conjunto de fenómenos de autorregulación que intentan mantener equilibrados la extracción eficiente de energía de los alimentos y la protección frente a los microorganismos patógenos.
En efecto, varias especies bacterianas protegen la mucosa segregando sustancias antimicrobianas contra patógenos e incluso compuestos antiinflamatorios. Otras, como los lactobacilos y bifidobacterias, producen ácidos grasos de cadena corta que nutren y mantienen la integridad de la mucosa intestinal3 para reforzar las uniones estrechas entre la células encargadas de realizar la absorción de los nutrientes, o enterocitos, impidiendo el paso descontrolado de sustancias. Si estas poblaciones bacterianas protectoras están desprotegidas frente al ataque de agentes externos, se resiente la importante labor de vigilancia, reparación y renovación celular constante en la interfaz intestino-sangre.
El progresivo deterioro del revestimiento intestinal abre la puerta a procesos inflamatorios tanto locales como sistémicos, manifestándose con síntomas bastante comunes y molestos, que se pueden dividir en intestinales y extraintestinales. Los síntomas intestinales incluyen el dolor abdominal, la diarrea y el estreñimiento y son consecuencia directa de la inflamación de la mucosa intestinal por el paso de antígenos dañinos.
Los síntomas extraintestinales, en cambio, se producen por la inflamación sistémica causada por las toxinas que ingresan a la sangre a través de la barrera intestinal debilitada y se presentan como fatiga, migrañas o problemas cognitivos, que inicialmente pueden ser leves y esporádicos, pero la persistencia en el tiempo de un intestino permeable puede agravarlos volviéndolos crónicos e invalidantes4.
Consejos para mantener un intestino saludable y una microbiota en armonía
Tus hábitos de vida ejercen una influencia determinante en el bienestar intestinal. Una rutina estresante, los trastornos del sueño o la vida sedentaria pueden agudizar los síntomas del intestino permeable. Por ello, es clave desarrollar estrategias efectivas de manejo del estrés en el día a día, aprendiendo técnicas de respiración y relajación, durmiendo entre 7 y 9 horas y realizando actividad física moderada regularmente.
Cuidar tu alimentación es la piedra angular: deberás priorizar una dieta suficiente en fibra vegetal, vitaminas, minerales y antioxidantes naturales, aumentando el consumo diario de vegetales, frutas frescas, legumbres, frutos secos y cereales integrales. Paralelamente, se aconseja incorporar periódicamente alimentos fermentados ricos en cepas probióticas vivas, como el yogur natural, el chucrut o el kéfir de agua. Si te cuesta introducir dichos alimentos en tu dieta y evitar hábitos de vida estresantes, puedes considerar tomar un complemento alimenticio a base de probióticos como Lactobacilus Acidophilus LA-14 y melisa, que ayuda a reequilibrar la composición microbiana intestinal y a la relajación del sistema digestivo.
Finalmente, dado que varios factores ambientales como toxinas, fármacos o aditivos alimentarios alteran la flora, conviene limitar la exposición a estas sustancias. Especialmente el consumo de alcohol y tabaco suele tener un impacto negativo sobre la permeabilidad intestinal.
Referencias
- Mu Q, Kirby J, Reilly CM, Luo XM. Leaky gut as a danger signal for autoimmune diseases. Front Immunol. 2017;8:598.
- Arrieta MC, Bistritz L, Meddings JB. Alterations in intestinal permeability. Gut. 2006;55(10):1512-20.
- Cani PD, Bibiloni R, Knauf C, Waget A, Neyrinck AM, Delzenne NM, et al. Changes in gut microbiota control metabolic endotoxemia-induced inflammation in high-fat diet-induced obesity and diabetes in mice. Diabetes. 2008;57(6):1470-81.
- Bischoff SC, Barbara G, Buurman W, Ockhuizen T, Schulzke JD, Serino M, et al. Intestinal permeability--a new target for disease prevention and therapy. BMC Gastroenterol. 2014;14:189.